¿Conoces esa sensación de cuando alguien te ha escrito un Whatsapp que has dejado en visto para contestar más tarde y ese tarde nunca llega?
Cada vez te cuesta más contestarlo porque ya te da hasta vergüenza.
Mi blog es ese chat para mí. Mis amigas me dicen que me echan de menos, que lo retome. Que cuente que está pasando por mi vida. Quieren saber de mí.
Yo empiezo a contestar ese Whatsapp maldito.
- Hey, perdona que se me pasó contestar pero “excusa plausible”.
Lo borro
- Hola amiga, cuánto tiempo! perdona el retraso pero “excusa aún más plausible”.
Lo vuelvo a borrar
- Mira tía, que se me ha ido la olla, perdona. Cero excusas.
Y lo vuelvo a borrar para dejarlo para un mejor momento, que no llega.
Y así estaba yo con esto. Me sentaba a escribir, hacia un párrafo de excusas de mierda y los borraba una y otra vez.
Así que bueno, sin excusas ya estoy por aquí… Tampoco sé decirte la frecuencia y si voy a volver a desaparecer. Mola ¿eh? Jajaja
Solo aparecía para decirte que se vienen cositas, estoy saliendo de mi zona de confort en la que llevaba unos años muy tranquila y me apetece volver a compartir mis pensamientos y paridas.
Las últimas veces que lo he hecho me he sentido muy juzgada, no por ti que eres puro amor, sino alguna persona rencorosilla del pasado (confiando en que este silencio le haya hecho desaparecer del mapa o por lo menos no sentir tanto rencor). 😉
Solo esta publicación lo dirá.
Bueno, la inspiración me suele visitar cuando ya estoy en la cama arropada por Morfeo así que con esta pequeña actualización le quito las telarañas al blog y muestro mi sonriente cara (mentira: si la quieres ver, vente a Instagram donde subo stories sin maquillar y otros días con unos filtros que me hacen parece pivonaco ruso, depende de como amanezca ese día).
Y con el caos y la poca estructura que me caracterizan.
Gracias por leerme <3