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Caro chan

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Quieren los hombres

Dos y dos son cuatro neuras

4 neuras carochan

Estar con otra persona es difícil. Ya estar contigo mismo lo es, pues imagina si ya sois multitud.

Yo tengo que lidiar con la voz en mi cabeza, que casualmente se parece mucho por el tono a la de mi padre, y sentirme como una niña pequeña que no sabe lo que está haciendo.

Porque no sé como será la voz en tu cabeza pero la mía, la mayoría del tiempo, me hace sentir que o no soy lo suficientemente buena o que debo de ser la persona más torpe del planeta.

Y sí, la teoría me la sé.

Es mi ego, el programa que funciona en automático y al que cómo no le des algo en lo que centrarse se dedica a susurrarte lindezas al oído. El mío como no me dedique a una actividad de vida o muerte es capaz de seguir con lo suyo por mucho que intente concentrarme.

El muy cabrón jodío.

La meditación, sí, también la practico y aunque en esos momentos consiga algo de silencio el resto de las 23:40 horas del día es otro cantar.

Por eso digo que estar en pareja es difícil, se suma lo tuyo con lo suyo y esto se convierte en un “más difícil todavía” con un redoble de tambores.

Tus neuras, sus neuras y el ritmo de la sociedad. Cóctel molotov para terapia de pareja.

Pero de poco sirve esa terapia si los que se sientan en ella son dos niños asustados cuyas voces en su cabeza no les dejan ver ni sentir empatía por el otro.

carochan gemelos

Romper es lo más fácil, lo jodido es quedarse.

Sí, sé que estás pensando que romper es peor y lo que la gente hace es quedarse en la comodidad de lo “malo conocido”. 

Reparte bienes, amigos y niños en caso de haberlos. Pero a la larga esa ruptura te deja con tus neuras, a las que ya les has cogido cariño y no te crean desasosiego.

No hay con quién ponerse de acuerdo, se acabaron las negociaciones, las explicaciones, los malos ratos y el pelearse por la serie que ver en Netflix.

Adiós a gestionar la proyección en la otra persona.

Te quedas en la gloria, te abres un Tinder para cuando te pique y tú en tu casa y Dios en la de todos. 

Easy peasy

Pero no, lo jodido es quedarse sin conformarse. Trabajando en tus mierdas, las suyas y las de todos tus compañeros para llegar a tener una relación de la que sentirse orgulloso. Y en esas ando… queriendo la vía rápida y a la vez entendiendo que las cosas buenas en las vida son una carrera de fondo.

¿Soy la única que lo quiere mandar todo al carajo semana sí y semana no? 

¿Qué quieren los hombres 2.0?

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   Y parece que fue ayer cuando Homo Mínimus (Homo para los amigos) hizo entrada triunfal en mi blog y hace ya dos años. Debo confesar que para mi era un autentico “troll” y siempre lo consideré más bien tirando a “gilipollas integral” pero no soy muy de odiar así que decidí que tenía que conocerlo en persona antes de juzgar. Y… Fue genial, nada que ver con es fachada suya por el ciberespacio. Me gusta la gente especial, y este es un cinco estrellas en ese caso, así que después de mucho tejer red alrededor de él. Por fin un post en mi blog… Te tengo donde quería. Wuajajajaja

 ¿Qué quieren los hombres?

Y las cosas de los hombres, el amor y la vida se las dejo a mis criadas.

—Madame de Champollion, filósofa de alcoba y noble francesa del siglo XVII.

   Hola, soy el doctor Amor. Estoy aquí para ayudarte.

   Seguramente, como casi todas  las mujeres, te has pasado la vida buscando el amor de tu vida.

   Desde la adolescencia, y puede que antes, cuando jugabas a las casitas y las cocinitas, estás obsesionada con encontrar a tu príncipe azul o  tu latin lover moreno o a tu danés de pelo amarillo  o  tu gurú de ojos azules, para terminar, como siempre, topándote con el enésimo sapo verde.

   Tus amigas han sido las aliadas más implacables en el fuego del amor, el juego de la conquista, de la caza…; perdón, de la pesca, olvidaba que los hombres somos los que cazamos y las mujeres las que echáis la caña y esperáis a que piquen los peces gordos.

   Te han dicho que siempre hay un roto para tu descosido. Y has perseverado. Has buscado sin encontrarlo. Sin encontrarlo del todo. Creyéndolo encontrar pero decepcionándote a las dos o tres estaciones de haber subido al tren del romance.

  Tus amigas, si es que se puede hablar de amistad femenina, (y entonces también tendríamos que hablar de inteligencia militar, del níveo carbón o del tiburón samaritano), tus amigas digo, han sido tus confidentes y tus guías en esta búsqueda del santo grial.

   Desde que tienes diez, once, doce años a lo sumo, has consagrado tu vida a captar la atención, el interés, la decisión y la acción de tu caballero de la brillante armadura.

   Ya, ya sé que tú eres una chica de tu tiempo, una mujer de hoy, que eres muy libre, que eres muy mujer, que estás por encima de los mitos románticos, que conoces mucho mundo y has viajado a Tailandia o Turquía o Albacete y vivido al máximo… Ya. Lo sé, eres astuta, tienes inquietudes, eres más lista que los ratones colorados, no te has caído de un guindo, no naciste ayer.

   No dudo que el sexo débil es también el sexo listo. O el sexo listillo, más bien, por lo que expondré a continuación.

   Ya, ya sé que los hombres no se enteran de nada, que no entienden nada, que son cerdos cuando no son príncipes, que todos van a lo mismo: a lo suyo en vez de a lo tuyo, ¡cuán egoístas!, tú en cambio siempre vas a lo mío, ¿a que sí, princesa?

   Serán pánfilos, no se enteran de nada, serán zorros disfrazados de corderos, serán la repanocha o el objeto de tus desvelos. Los hombres son un mal, pero un mal necesario, te guste o te disguste, los adores o los maldigas. Están aquí para quedarse, son un mal imprescindible (¿no es así? Dime, ¿de qué hablas con tus amigas cuando no hay hombres delante?) y seguirán ocupando las pantallas mentales de tu cráneo hasta el primer embarazo o la menopausia. Hasta la menopausia y más allá que dijo  Lucy Lightyear. ¿O era Buzz? Es verdad, Lucy era la mona. Aunque te vistas de seda, mona te quedas. 

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   Estoy aquí para comunicarte una verdad desagradable: todo lo te han enseñado sobre los hombres en tus conversaciones con tus pares, lo que has leído en las revistas femeninas y aprendido en algunas películas románticas, es erróneo.

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   Empezaré por el principio, amiga, (¿puedo llamarte amiga, ahora que te sientes más cómoda en mi presencia y te estás ciscando en mis muertos?). Empezaré por el principio:

En el principio, creé los cielos y la tierra…

   La tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y mi espíritu se movía sobre la faz de las aguas…

Y dije  «¡Sea la luz!», y fue la luz.

   ¿Pretencioso? ¿Me estoy pasando? ¿Acaso no soy un Dios solo por ser un hombre? 

¿He captado tu atención?

   Pues deja ese puto té verde con pastas y lee con atención lo que te tengo que decir. El té es para las mujeres de verdad, no para las niñatas. Y hasta que no entiendas lo que he venido a decirte no tienes derecho a despegar tus ojos de esta página. ¿Capisci?

   Así me gusta, que seas obediente. Necesitas una voz con autoridad en tu vida. ¿Acaso no te gustaban los hombres un poco canallas?

Sigamos.

—

   Crees que haces lo necesario para captar la atención, el favor y los recursos atencionales, materiales y afectivos del hombre que te gusta. Consultas las revistas, los blogs de chicas listas como Caro Chan, que te hacen sentir una mujer liberada de hoy en día, y todo lo que dicen resuena como cierto en tu corazón. Y sobre todo, confías en el juicio de las mujeres de tu grupo de referencia: crees que has de vestir así o asá, dejarte el pelo así o asá, hacerte la dura o la blanda así o asá, y crees que tu aspecto es el elemento fundamental para captar a un hombre, o, si eres más «espiritual», que todo depende de tener mucha autoestima y quererse mucho.

   Por eso dedicas desde que tienes uso de razón a buscar la prenda que más te favorece a desfallecer por tu peso y  el 80% de tu tiempo libre consciente a fantasear y diseñar tácticas y estrategias para seducir a tus víctimas y  mantener tu control una vez que lo has conseguido.

   Pero no te lo reconoces, no te lo reconoces porque todo lo que haces es por amor; y en el amor y en la guarra todo está permitido, te sale solo, porque sí. Te molesta ser objeto del engaño y la manipulación pero tú te pasas la vida manipulando tu aspecto para conseguir el favor de los hombres.

   No estoy aquí para moralizar, soy un simple notario de la realidad. Soy del gobierno, estoy aquí para ayudarte. Lo que importa es lo siguiente: ¿Lo estás haciendo bien para alcanzar tus fines?

   Pues sí, en parte lo estás haciendo bien. Tienes razón en una cosa: el atractivo físico es el elemento número uno en la lista de prioridades del hombre. La biología y la psicología evolucionaria te dan la razón. Si quieres dejar de leer pornografía emocional para mujeres (50 sombras de Paco, por ejemplo) y culturizarte, te recomiendo que leas un libro, un solo libro, que cambiará tu visión ingenua, diría que infantil, sobre las relaciones entre hombres y mujeres; ¿es pedir mucho que leas un libro?

   El libro que te abrirá los ojos es La evolución del deseo. Estrategias de emparejamiento humano de David Buss. Siempre lo recomiendo a mis pacientas más acérrimas.

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   Ese libro sustituiría con éxito la comida basura pseudopsicológica que llevas oyendo y leyendo toda tu vida.

   Pero este artículo no es un tratado, este artículo es una llamada a las armas. A las armas de mujer. Y no son las que crees. No son SOLO las que crees.

   Te señalo un grave error: te vistes o cuidas o adaptas tu personalidad para gustar a tu competencia, a tus «amigas», a tus conocidas.

   Por supuesto, crees que te vistes para gustar a los hombres, pero si lo piensas bien sigues el dictado de la moda, de los modelos femeninos que te rodean y desperdicias gran parte de tu hacienda y tu tiempo en ello, en adaptarte al ideal de tus amigas y de las revistas femeninas.

  Quizá me digas que no, que te vistes para «gustarte a ti misma», para sentirte bien. Entonces, si dices esto, tienes un gran problema, Houston, tienes un gran problema: no te conoces, no sabes nada de  psicología femenina, te falta capacidad introspectiva, te falta la empatía con la persona que más lo necesita: tú misma.

   Deberías buscar gustar al hombre que elijas, NO intentar estar a la altura de las mujeres con las que compites, ni aunque lo disfraces de «gustarte a ti misma». Este es tu primer error.

   ¿No me estoy contradiciendo? Por un lado te digo que el atractivo físico es lo fundamental, y por otro lado te digo que seguir los dictados de la moda y de tus competidoras son un error. ¿Por qué?

   Porque a los hombres les trae al pairo que estés a la última, que uses tal o cual marca de pantalón o de maquillaje o que seas un poco más elegante que tu vecina o tu amiga o tengas unos pechos algo más voluminosos. El atractivo físico para un hombre es una simple cuestión de mínimos, es un umbral o límite  que tienes que superar. Los amigotes suelen decir que no hay mujer fea sino falta de copas, todos sabemos que según pasan las horas de la noche bajamos los estándares…

   Pero si estás buscando una pareja estable, el amor de tu vida, o simplemente «un» amor (y esto significa también estable), no vas a ir bares de copas y  esperar a las cinco de la madrugada hasta que tu objetivo baje los estándares. Quieres que cuando te despiertes por la mañana, el dinosaurio siga estando allí y no haya huido quemando rueda porque tiene una cita urgente en San Petersburgo.

   La industria de la moda y el marketing conspiran contra ti y te intentan convencer de que necesitas el cuerpo perfecto, los zapatos maravillosos, el bolso cool, los pantalones superajustados. Tus amigas y otras competidoras refuerzan ese concepto y te convencen de que para gustar tienes que gustarlas: a ellas y al diseñador homosexual que no conoce mujer(en sentido bíblico). Si no, te critican, te vilipendian y dañan tu reputación. 

   Y no me digas que esto que digo es para pijas, porque ocurre lo mismo en cualquier grupo social: me da lo mismo que seas geek, que seas emo, que seas gótica o una chica progre creativa y liberada como Caro Chan.

   Nadie está exento de la influencia social. Nadie. Yo no lo estoy, tú no lo estás, ellas no lo están. En algunas mujeres  será la ropa, en otras será la conducta sexual desinhibida, en otras los viajes a lugares exóticos, pero todos nos guiamos por el estilo de vida que fabrican para nosotros las marcas y la cultura de nuestro nicho social.

Basta ya. Se acabó.

   Tienes que gustar a un hombre de carne y hueso: un hombre que tiene unos estándares mínimos de atractivo, por supuesto, pero estos son mucho más simples de lo que crees: quiere que estés sana, que seas agradable, que estés razonablemente en forma, que estés viva en cuerpo y espíritu, no que seas una modelo de revista o tengas la técnica sexual de una geisha (temas a los que las revistas femeninas dedican el 90% de su espacio).

   Y poco más necesitas desde el punto de vista del atractivo físico. Cada hombre  tendrá el umbral en un punto más o menos alto, pero pasado el umbral el atractivo deja de ser lo relevante en una relación con vocación de largo plazo.

Hay una gran verdad que quizá olvidas: los hombres son personas. No son simples animalitos simplones que hay que someter a tus encantos.

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   Los hombres son personas con anhelos, con deseos, con creencias, sentimientos, con temores y vulnerabilidades y con curiosidad, no solo sexual, también intelectual. Quieren tener a su lado a una mujer con la que hablar y conversar, sorprenderse de cuando en cuando, y con la que aprender y sentirse a gusto.

   Es cierto que la mayoría de los hombres parecen no buscar eso. Puede que no lo busquen porque se sentirían inferiores o porque no tengan mucha seguridad en sí mismo. Pero… este no es el tipo de hombres que deseas para ti. ¿Me equivoco? Por supuesto que no.

   Lo más habitual es que los hombres no lo busquen, no porque no lo deseen, sino porque es difícil encontrarlo, porque es terriblemente extraño encontrar una mujer que no sea del montón.

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   Y aquí está la pregunta del millón: ¿qué haces para acicalar tu mente? ¿Dedicas tanto tiempo a cultivar tu espíritu como el que dedicas a tu pelo o a tu trasero o a la ropa que vistes o las técnicas de manipulación psicológica que lees en el Cosmopolitan o el blog de turno?

   Si quieres conquistar a un hombre necesitas más armas. El físico solo no te sirve. Necesitas ser interesante. Y para ser interesante tienes que interesarte por algo más que tu ombligo y tu tempestuosa (pero aburrida) vida emocional o  afectiva.

   Por ejemplo, ¿qué sabes de transhumanismo y la singularidad  o de Kierkegaard y el existencialismo o de tratamiento de residuos orgánicos o sobre el concepto de ikigai o sobre ciencias de la complejidad y urbanismo?  ¿Nada? ¿Algo?.

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   No importa que sepas de tal o cual disciplina en concreto, lo que importa es que seas una mujer inquieta que sienta curiosidad por lo que pase en el mundo y que pueda hablar e interesarse por un montón de temas más allá de los viajes, los lugares de moda, las comidas y quién se acuesta con quién.

   Esa curiosidad se reflejará en tus palabras y tu estilo, y  hará que el dinosaurio quiera despertarse en la cama de la dinosauria y quedarse un rato.

   Conozco pocas mujeres que lean libros antes de salir de marcha, en cambio todas pasan horas arreglándose y cuidándose hasta el último detalle. ¿Por qué no lees más libros o haces más actividades creativas como calentamiento o preparación para el sábado noche?

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   No lo haces porque nadie te dice que lo hagas, nadie te mira mal si no sabes quién es Karl Popper o si no sabes tocar el piano o si no dibujas un cuadro o si no escribes un blog o si no tienes ideas propias. La mayor parte de las veces crees que te sirve con ser simpática, sonreír y mostrar tus encantos físicos. Pero me temo que estos solo te servirán durante un tiempo, uno muy corto.

   Hay una razón importante por la que nadie te exige que tengas una conversación interesante y seas interesante: no te lo dicen tus amigas y competidoras  porque son en general mujeres normales, no te lo dicen tus amantes porque no esperan que seas su mejor amigo, no te lo dicen las revistas femeninas porque se quedarían sin lectoras, no te lo dicen las firmas de moda porque no sabrían qué  venderte una vez que fueras una persona inquieta y curiosa que necesita muy poco o nada de dinero y de objetivos físicos o viajes a Vietnam para sentirse viva.

   Explorar el mundo es muy barato. Los libros están en las bibliotecas disponibles, la cultura es casi gratis, las causas sociales y políticas están ahí fuera, las conversaciones con gente interesante  las tienes a tu disposición, si empiezas a mirar más allá de lo epidérmico. Etc. Ya me sigues.

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  Dicen que las mejores cosas de la vida son baratas. Sí, lo son, pero no son fáciles. Requieren esfuerzo.

   Y este es mi reto para ti: conviértete en alguien singular con el que otro ser humano le guste conversar, sé algo más que un manojo de hábitos y una colección de lugares comunes.

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   Empieza a vivir para alguna causa elegida por ti, ocúpate por algo más que tu bienestar emocional o tu éxito o deséxito con los hombres, y un mundo nuevo aparecerá ante ti.

Interésate  genuinamente por la realidad externa y serás interesante.

   Puede que te quedes para vestir santos, si sigues mi consejo. No lo descarto. Pero al menos serás alguien con quien apetezca tomar un café y mantener una larga conversación.

Y si lo piensas, ¿no es acaso el amor una larga conversación?

Torbellinos de amor sincronizados…

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   ¿No te ha pasado que a veces preferirías no caer en las garras químicas del amor y poder ser capaz de elegir un poco más con la razón? Sobre esto reflexiono está semana en mi articulo de El ibérico.

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Clicka aquí para continuar leyendo <3

Radicchio versus rúcula…

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   He decidido que necesito espaciar un poco las publicaciones, al final te hice caso y me estoy centrando, así que una semana te dejaré con mi artículo para El ibérico y la otra te seguiré contando mis apasionantes conversaciones internas -lo siento, es lo que hay- XD

¿Alguna vez pensaste en las relaciones como en una bolsa de ensalada ready made?¿no? Pues es que en realidad no te hace falta, que esas paranoias ya las pienso yo por ti 😉

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Clicka la imagen para leer el artículo…

Y ahora tu turno ¿Eres más de radicchio o de rúcula? Mientras te decides te dejo esto, que lo vas a usar anyway…

¿Monogamía? Sí, a mi dos, gracias

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Cada día nos bombardean con carteles de publicidad donde se nos muestra gente guapa que van a tener sexo, que han tenido sexo o que parece que se les presenta una posibilidad remota de tenerlo. Y es que en esta sociedad consumista se premia la conquista, el ir más allá, el buscar el “siguiente bocado”

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   El tiempo de la conquista es algo muy excitante, pensar la estrategia, como en ajedrez, para conseguir la pieza deseada y cuando ya la tienes, sientes que ya no es la misma emoción de la caza y parece que lo único que te queda es idear  los improvements que le harías, ponerle nuevos complementos o experienciar con nuevas tecnologías.

¿Es que estamos acaso avocados al eterno “y sí”?

   Uno de los último libros que me he leído, La anatomía del amor de Helen Fisher, me ha dado una perspectiva bastante interesante del tema elección de pareja y adulterio. Me tiene en una dicotomía extenuante.

   Mientras nuestros antepasados nomadeaban por la estepa, las mujeres acarreaban a los niños y los hombres con lanzas en las mano los defendían. La monogamia era solo un trueque momentaneo, a lo sumo de un periodo de cuatro años, en lo que se tardaba en criar al hijo y una vez sucedido esto hombres  y mujeres eran libres de yacer con quien quisieran.

   Ese afán de conquista y esparcimiento de semilla nos viene ya dado en nuestros genes primigenios. Lo cual me lleva a pensar que a lo mejor estamos completamente equivocados con el tema monogamia, quizás al igual con la homosexualidad fue penalizada y hoy en día es de lo más normal; lo natural sea ser adúlteros – debo madurar más estas ideas antes de desarrollarlas, pero el post promete-

Anclada en mis trece.

   Hoy en día, la sociedad, en semejanza a nuestros antepasados que vagaban por la estepa en busca de un lugar donde abastecerse nosotros buscamos en la pareja un remanso de paz. La sociedad nomada dio paso a los primeros asentamientos y con ellas las primeras parejas estables pero ¿Qué fue de aquellos que bajo la eterna excusa de encontrar la ubicación perfecta dejaron pasar cientos de oportunidades de crecer y ser felices? Quizás pensaron que detrás de aquel oasis vendrían algunos muchos mejores, sin tener en cuenta que a veces el desierto es árido y el regreso al sitio que encontraron ya no es posible. La cuestión es ¿cuando hay que dejar de buscar?¿Como sabes que ya has llegado a tu oasis? ¿como hacerlo con las comodidades de hoy en día? Siempre puedes coger tu jeep, cargarlo de provisiones, buena música y tirar millas. Lo único malo es que es un camino de no retorno o pierdes tus huellas u otros nómadas, con más visión, lo ocuparon. Y es que suele pasar que el oasis que a primera vista no parece el ideal es el que oculta lo mejores manantiales y los rincones con más encanto para perderse…

perderse

¿No es acaso nuestra ansia de experimentar un paso atrás en cuanto a felicidad basal se refiere?

   El problema que veo es que nunca le he dicho que no a una aventura, no he dejado de entrar a sitios prohibidos solo porque un cartel lo rezara y he saltado todas aquella vallas que me impedían seguir mi camino de experimentación, y más si adherida a su superficie estaba la placa de “peligro de muerte” y claro cuando llega el momento en el que encuentro un oasis genial y termino siempre debatiéndome entre el parar mi periplo o simplemente coger algo de agua para continuar el camino.

El pájaro quisiera ser nube; la nube, pájaro.

Rabindranath Tagore

   Y es que es de este modo jamás disfrutas de lo que tienes con la eterna sombra de la insatisfacción planeando sobre tu cabeza.

   Y en cuanto a ti ¿Sigues buscando mas allá de lo que tienes por miedo a estar perdiendonte algo excitante? o quizás ¿ya encontraste ese lugar, donde dar descanso a tu corazón, y te la suda lo que haya ahí fuera? ¿Qué opinión te merece el hecho de que la monogamia quizás sea un modelo demasiado anticuado para los tiempos que corren? -quiero recoger puntos de vista antes de lanzarme a escribir como una loca-

Gracias <3

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Caro chan

© 2023 Caro Chan. Hecho con amor y polvo de hada.

 

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