Conocí a Kate a través de blog de Ángel va a hacer ya dos años -Tempus fugit, tempus fugit- «Somos ya amigas veteranas» me suelta la cachonda. «Sí -respondo yo- ya solo nos falta conocernos en persona» jajajajaja. Pero hasta entonces estoy muy contenta de tenerla en mi vida y que encima se «deje engañar» para colaborar en mi blog.
Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad.
Hola, Kate al aparato. Habitualmente yo escribo de desarrollo personal y mi buena amiga Caro me ha ofrecido un post colaborativo. En estos años me he dado cuenta de una cosa que, si bien ya he reconocido a mis propios lectores, es mucho menos contraproducente decirla aquí. Voy a aprovechar para decir una gran verdad y echar a correr: No todo el mundo puede cambiar.
Lo sé, el positivismo está más de moda.
La distancia entre el fracaso y el éxito, para todo, hasta para tomar la siesta, se mide en entrenamientos. Solo se requiere un paso muy pequeñito y la disciplina para repetirlo. Bien pues, aunque todo el mundo ha nacido con esa disciplina (o eso quiero creer) no todos en su presente, la tienen.
Si la tuvieran, The Rock no sería nadie, a mí no me leería nadie, la motivación sería papel mojado y el gimnasio y bibliotecas necesitarían cuadriplicar el aforo. En cambio, el abandono domina la escena.
Se oye todo el tiempo, y es verdad, que las barreras más difíciles para el cambio personal son de creación propia. Los seres humanos tienen una capacidad fantástica para crear excusas y buscar culpables externos. Estas excusas nos protegen de nuestro miedo al fracaso e incluso de intentarlo en primer lugar por si acaso el fracaso viene. Pero eso es para los objetivos difíciles, hay pequeños cambios que no requieren ningún esfuerzo extra, o casi ninguno, es un pasito ínfimo y minúsculo y aun así, se te escurre. No te pido que pises la luna quiero que pongas los pies en el suelo a las 7AM, Neil Armstrong se removería en su tumba.
A día de hoy sigo escribiendo un blog sobre ello porque no he encontrado la píldora mágica que cambie el chip a la gente. Lo más parecido es el cuadro de suscripciones pero no hace milagros. Los consejos nunca servirán de nada si no haces algo con ellos. Lo que si he encontrado, es una especie de test para saber si alguien tiene lo que hace falta para cambiar o no lo tiene, es muy simple:
Tienes que comprometerte a modificar una cosa pequeña durante un tiempo prudencial, una semana estaría bien. Unos buenos ejemplos de objetivos de prueba sería ponerte los pantalones empezando por la izquierda o caminar una vuelta a la oficina exactamente a las 11:15.
Lo sé, parecen ridículos pero son una prueba factible de tu capacidad para cambiar. Si no lo logras, no puedes decirme que era difícil, duro o complejo.
Si no puedes lograr esas pocas cosas pequeñas, le estas dando justificación y peso a todas esas maravillosas excusas que te dices, todas esas por las cuales los retos personales que realmente quieres lograr son muy difíciles, están muy lejos y para alguien como tú se tornan prácticamente imposibles. Y ahí es donde tienes que machacar, en los pasitos, en los detalles.
El diablo siempre se esconde en los detalles.
Absolutamente todo es un bíceps. O un tríceps si lo prefieres, no pasa nada, el caso es que todo es un músculo. Todo parece jodidamente difícil y duro al principio. Ya se torna especialmente imposible si te dices lo duro que es, lo mucho que te cuesta y que no lo vas a lograr. Tienes que cambiar la perspectiva y los objetivos pequeños sirven para eso. Para auto-demostrarte que puedes hacerlo. Te mantiene arriba.
Aprende a ver cada cosa que hagas así: Todo sale a base de practicarlo, entrenarlo y machacarlo. Tú puedes todo, si lo realizas lo suficiente. No necesitas talento, necesitas aplomo.
Cuando empieces a hacer algo no te revuelques en la mierda a decirte lo difícil que es o lo mal que se te da, repite su proceso. Hazlo mal una y otra y otra vez. Si es posible, ni siquiera esperes mejorar, deja que te escache. El progreso paulatinamente vendrá tarde o temprano pienses o no en él, mientras que obsesionarse con obtener algo, sólo logra desmotivarte si va lento. Obviamente quieres mejorar, pero no pienses en ello desde el principio. Concéntrate en seguir haciéndolo.
-Inciso, si quieres saber el porqué es bueno el entrenamiento del cerebro mira mi articulo de esta semana en El ibérico–
Dicho en pocas palabras, todo es una carrera de fondo. Nadie se preocupa en una carrera de fondo a cerca de la velocidad, la forma en la que corre o cómo va equipado. Lo único que importa es llegar. Da igual que sean mini-objetivos para párvulos si al final llegas a dónde quieres legar.
Por supuesto, si estás luchando con algún cambio personal pero prefieres no tomar medidas aún, siempre tienes la opción de decirme que no tienes tiempo para pruebas estúpidas, mantienes esas bonitas excusas y racionalizar lo imposible que hubiera sido de todos modos. Pertenecerás a ese porcentaje de la población que yo manifiesto a bombo y platillo que no puede cambiar.
Ivan Entusiasmado dice
Comparto la filosofía de la autora, y sus propuestas. Eso sí, la Roca lo único que me parece es un ejemplo del uso de anabolizantes y esteroides de forma industrial. Obviamente hay mucho más que eso detrás, pero eso hace que no sirva como ejemplo de absolutamente nada. Aunque Irina no esté de acuerdo conmigo.
Enhorabuena por el artículo.
Caro Chan dice
Yo no sabía quien era el tipo cuando me lo dijo por primera vez Kate…si, está petado de más pero supongo que la historia detrás será muy inspiradora…a lo mejor era el típico tirillas en el insti del cual todos se reían y dijo un día…Pues voy a ser una masa musculosa!!!XD
No sé quien es Irina, pero está bien que no todo el mundo esté de acuerdo contigo, sino que aburrimiento…¬.¬UU
Chuuu!!
Rosana dice
No estoy deacuerdo (así en general, aunque entiendo lo que quieres decir). El ejemplito de cambiar un hábito digamos «tonto» para ver si la persona tiene madera para poder cambiar otras áreas de su vida creo que no te va a dar mucha información, más de cómo de presente esta persona está en su vida (que ya es bastante). A mí, por ejemplo si me haces ese test, es bastante probable que no lo pase. Del tirón, además, porque soy un despiste con patas.
Ahora, si me dices que deje la coca-cola light porque el edulcorante que tiene una vez empieza a ser procesado por el cuerpo se divide en varias partes, una de ellas siendo formaldehído, que es híper tóxico y lo sé porque lo he usado en el labo, te dejo la cocacola light ipso facto, por muy enganchada que esté. Zas, inmediato. De 1000 a 0 en menos de 24 horas.
Entonces, ¿tengo o no tengo capacidad de cambio? Sí, la tengo. Al igual que todo ser humano.
El quid de la questión, según lo veo yo es si eso que quieres cambiar te molesta o no. Puede que no te sea útil, puede de hecho que te esté impidiendo vivir mejor, y qu lo veas (si no lo ves, está claro que ni te planteas cambiar), pero si no lo estás cambiando, posiblemente sea porque no te molesta lo suficiente. Yo creo sinceramente que los cambios se dan cuando ya no puedes no cambiar. Es como si estás bajo agua y te falta el aire. Sales sí o sí, no te queda otra.
En su día, en mi blog antiguo hice un paralelismo enter la «teoría de los equilibrios puntuados» y los cambios que uno hace en su vida (https://lifestraveller.wordpress.com/2007/05/21/teoria-de-los-equilibrios-puntuados/).
Vamos, en resumen: que uno puede querer cambiar, pero sólo cuando te ves obligado porque no hay más tu tía, lo haces. Bien por factores externos que actúan en ti como meteoritos por factores internos. Al final la frontera no está muy clara, pero da igual.
Kate dice
Lo que tu cuentas es un caso en el que una motivación externa producida por un problema personal te ha dado la fuerza necesaria para rescatar tu aplomo por no tener otra opción. Eso no implica que seas una persona con disciplina habitualmente, solo implica que cuando te ves con la soga al cuello, actúas por supervivencia. Después esa auto-regulación no tiene porqué manifestarse en las otras cosas. Actuar en ‘ultima ratio’ solo viene a demostrar que eres una persona con un instinto de supervivencia normal, nada más.
Mi prueba no tiene nada que ver con eso, yo apoyo el cambio consciente, por gusto, por decisión. Las pruebas pequeñas solo vienen a intentar echar luz sobre si tienes la disciplina general para el día a día, la capacidad de mantenerse en el momento presente, no ‘despistarse, mantenerte consciente y consecuente de las cosas que te propones. Para la mayor parte de las cosas importantes de la vida, no es inteligente esperar hasta una posible enfermedad para cambiar.
Si vas a esperar en todos los casos que el dolor al cambio, sea menor que el dolor a permanecer en el estado, cambiarás muy pocas cosas que en realidad sí quieras modificar por ‘h’ o por ‘b’. No es que no te guste lo suficiente; te gusta, lo quieres, pero como ‘x’ es dificil, prefieres pensar que no lo quieres tanto hasta que ‘x’ ya no es opcional.
Igualmente la opinión es libre y te doy muchas gracias por comentar tu punto de vista 🙂
Rosana dice
Hola Kate, gracias por tu contestación. Veo, no obstante que o no nos entendemos o quizás no pensemos igual. Lo que cuento en el enlace es cómo una teoría muy sencilla que explica cambios profundos en los ecosistemas de la naturaleza, también explica, bajo mi punto de vista los cambios que como seres humanos hacemos. Claro que no es lo ideal, pero he observado que a menudo es la única forma. En el comentario te centras sólo en casos externos, pero también hay factores internos que empujan a querer cambiar. En cualquier caso, son factores potentes, que nos empujan a ello. No tienen que ser cosas dramáticas. En el caso de los internos, seguramente una mayor consciencia, ser consciente de los valores propios y conocerse bien sea el detonante.
No obstante, sigo pensando que es arriesgado hacer una evaluación acerca de si una persona puede o no cambiar, con algo tan superficial. Te digo que sería incapaz de hacerlo y deducirías de eso que no tengo disciplina. Sin embargo, hace unos años, no hubieras visto la disciplina casi militar que he usado par salvaguardar mi psique. No es sencillo, y es que me doy cuenta, por experiencia propia y por verlo en otros, que a veces los actos que son vistos desde fuera muy lejos de ser óptimos para la persona, esconden cosas más profundas. A veces no es no querer cambiar, o no tener la capacidad para hacerlo. En mi caso no tenía ni las herramientas ni el apoyo. Estamos hablando de cosas graves ahí.
Por eso digo que cambiar podemos cambiar todos (al fin y al cabo cambiar es aprender/desaprender y eso es justamente nuestra ventaja evolutiva como humanos), sólo que cada uno tiene su tiempo, su momento y también su manera de cambiar.
Yo disciplina asocio a sufrimiento. El sufrimiento es inevitable en todo lo que uno quiera conseguir, es parte de la vida, pero tengo la absoluta certeza de que hay maneras más agradables de conseguir las cosas. Y más sanas. Ahora, esa energía que ya no tengo que usar con disciplina la utilizo para mejorar mi vida, y te digo que no uso ni la mitad de la mitad de la disciplina que usaba y las mejoras están siendo más que evidentes.
Yo creo que la clave no es pensar si te gusta o lo quieres (eso x que comentas) sino por qué te gusta y por qué lo quieres. Porque igual acabas viendo que no lo querías tanto—–>ej. chorra, machacarse en el gimnasio para ponerse cachas y tener buen aspecto. Lo he hecho muchos años para darme cuenta de que me provoca horror. ¿Significa eso que he dejado de moverme? ¡imposible! Sólo que ahora lo hago con algo que casa conmigo y por razones que son válidas para mí. Cuando uno quiere algo por razones adecuadas, y no influenciadas, ya deja de pensar en el difícil. Simplemente no existe. Y cuando las dificultades, indefectiblemente aparecen, uno las afronta con la fuerza del que sabe que las va a superar.
(igual ya me he pasado de profunda. Sorry de los sorrys a la dueña del blog, y a ti Kate, pero es que estos temas me pierden. Y aclaro por si acaso, pero aunque mi tono sea así como contundente, es mi forma de expresarme, para nada busco broncas. Soy todo amor :D).
Caro Chan dice
0.o Así me dejáis con vuestra dialectica chicas…Me siento más somera que la lagunas de Doñana…jajajaja
Y hoy me quedo con más vale no abrir la boca y parecer idiota que abrirla y demostrar que lo eres…XDDD
Sé que es una discusión buenrollera así que podéis seguir, yo ya he comprado palomitas <3
jajajajajaja
Kate dice
Para nada, ¡es que tienes unas lectoras muy interesantes!
Creo que el punto en el que tú y yo Rosana no cuadramos, es que opinas que la disciplina tiene que manifestarse necesariamente junto a una fuerza que te motive. Si esa fuerza no te interesa lo suficiente, si el motivo te parece flojo, no reunir esta disciplina es lo normal.
Yo en cambio, creo que es muy posible ser disciplinado sin ganas. De echo, es la única disciplina que considero disciplina con todas sus letras. Si esperas a dicha motivación suficiente, pocas te parecerán suficientemente buenas razones y además, posteriori a eso, no será verdadera disciplina, no sufres porque la motivación hace todo el trabajo. Eso mientras la motivación dure, la cual es muy volátil y te empuja al fracaso cuando se marche.
En todo caso entiendo lo que quieres decir, quizás he debido matizar que no me refiero a que porque no puedas ponerte los pantalones por el pie izquierdo todos los días, nunca podrás lograr nada que te propongas. Sólo creo que manifiesta que como eres despistado, beber dos litros de agua al día, recordar tomar las vitaminas, ect (cosas más útiles) te serán muy difíciles también porque te despistas, y que en esos detalles hay que machacar si, dado el caso, quieres ser capaz de hacerlo en el futuro.
Es perfectamente respetable, un asunto de personalidades. Rosana simplemente prefiere elegir bien los casos en los cuales el ‘sufrimiento’ le compensa. Y elegir con cabeza qué guerras personales luchar está muy bien. Yo busco entablar conmigo misma todas las guerras que pueda, me parece que me refuerza en el proceso. Me gusta demostrarme que puedo, con ganas o sin ellas.
Como a Picasso, »la inspiración siempre me pilla trabajando», en este caso las ganas a mi me encuentran por el camino.
Y para nada, no noto aires negativos en el ambiente, me gusta debatir puntos de vista distintos, son respetables y me parece muy interesante lo que se segrega en el proceso. Me halaga que te provocara pensar tanto y lo analizaras tan bien.
Como digo, Caro tiene unas lectoras de lujo. Un beso a las dos <3
Rosana dice
*o por factores internos. Me ha faltado la o.
**El ejemplo de la coca-cola es verídico. Con lo que engancha la jodía. Ahora me pregunto cómo carajo llegué a tomarme a veces 1,5-2 l de una tacada, si siempre me pareció un asco.
Rosana dice
Kate, te contesto aquí, que se está quedando la columna muy chica.
Muy deacuerdo con lo que dices. En los últimos años, le he estado dando vueltas al tema de la disciplina y me he fustigado un poco en que yo no la tengo. Luego la gente que me conoce dice que todo lo contrario, pero lo que dices me ha dado el chispazo que necesitaba: si asumismos que disciplina es hacer algo aún si te falta la motivación para ello (entiéndase que puntual), es verdad entonces que mi disciplina es menor que la de otra gente que conozco (pero no inexistente).
Pero como los seres humanos somos un dechado de virtudes y de fallos, lo que mi falta de disciplina no logra, lo logran una capacidad muy grande de autoexigencia, perfeccionismo y ganas de mejora. Además, la falta de motivación es raramente un problema en mí. En mi caso, es más bien al contrario, y me tengo que recordar de que hay más días para hacer eso que quiero conseguir. Así que comparativamente, a mí me hace falta menos disciplina porque lo suplo con otras cosas.
Y sí, es cierto que si yo no le veo un sentido para mí, no le dedicaré un esfuerzo (los ejemplos del pantalón). Ahora, si me dices, como me dijeron hace poco que pronuncio mal una cosa en inglés y lo tengo súper automatizado, igual tardo dos meses en corregirlo, o más, pero pondré todo mi esfuerzo en cambiarlo. Y mi motivación no decaerá, porque es algo importante para mí. Que sea difícil o no, es algo que ni siquiera me planteo, como en todo aquello en lo que he emprendido pero que estaba convencida de querer lograr. Y no ha sido sin dosis ingentes de sufrimiento (dulce sufrimiento, eso sí).
Encantada de debatir 🙂 Caro, ¿cómo van las palomitas? Yo también quiero 😛
Caro Chan dice
Yo ya he ido a por el aceite, estoy llenando una bañera hinchable, estoy pensando en monetizar el encuentro, mis dos intelectuales favoritas en bikini y peleando en aceite…Ummmm, lo veo, lo veo….JAJAJAJAJA
Os adoro mis niñas <3
Chuuuu!!!
Rosana dice
*si asumimos que disciplina es hacer algo con o sin ganas, haya o no haya sufrimiento. Se me fue.