Cada día nos bombardean con carteles de publicidad donde se nos muestra gente guapa que van a tener sexo, que han tenido sexo o que parece que se les presenta una posibilidad remota de tenerlo. Y es que en esta sociedad consumista se premia la conquista, el ir más allá, el buscar el “siguiente bocado”
Anuncio levantador de ampollas
El tiempo de la conquista es algo muy excitante, pensar la estrategia, como en ajedrez, para conseguir la pieza deseada y cuando ya la tienes, sientes que ya no es la misma emoción de la caza y parece que lo único que te queda es idear los improvements que le harías, ponerle nuevos complementos o experienciar con nuevas tecnologías.
¿Es que estamos acaso avocados al eterno “y sí”?
Uno de los último libros que me he leído, La anatomía del amor de Helen Fisher, me ha dado una perspectiva bastante interesante del tema elección de pareja y adulterio. Me tiene en una dicotomía extenuante.
Mientras nuestros antepasados nomadeaban por la estepa, las mujeres acarreaban a los niños y los hombres con lanzas en las mano los defendían. La monogamia era solo un trueque momentaneo, a lo sumo de un periodo de cuatro años, en lo que se tardaba en criar al hijo y una vez sucedido esto hombres y mujeres eran libres de yacer con quien quisieran.
Ese afán de conquista y esparcimiento de semilla nos viene ya dado en nuestros genes primigenios. Lo cual me lleva a pensar que a lo mejor estamos completamente equivocados con el tema monogamia, quizás al igual con la homosexualidad fue penalizada y hoy en día es de lo más normal; lo natural sea ser adúlteros – debo madurar más estas ideas antes de desarrollarlas, pero el post promete-
Anclada en mis trece.
Hoy en día, la sociedad, en semejanza a nuestros antepasados que vagaban por la estepa en busca de un lugar donde abastecerse nosotros buscamos en la pareja un remanso de paz. La sociedad nomada dio paso a los primeros asentamientos y con ellas las primeras parejas estables pero ¿Qué fue de aquellos que bajo la eterna excusa de encontrar la ubicación perfecta dejaron pasar cientos de oportunidades de crecer y ser felices? Quizás pensaron que detrás de aquel oasis vendrían algunos muchos mejores, sin tener en cuenta que a veces el desierto es árido y el regreso al sitio que encontraron ya no es posible. La cuestión es ¿cuando hay que dejar de buscar?¿Como sabes que ya has llegado a tu oasis? ¿como hacerlo con las comodidades de hoy en día? Siempre puedes coger tu jeep, cargarlo de provisiones, buena música y tirar millas. Lo único malo es que es un camino de no retorno o pierdes tus huellas u otros nómadas, con más visión, lo ocuparon. Y es que suele pasar que el oasis que a primera vista no parece el ideal es el que oculta lo mejores manantiales y los rincones con más encanto para perderse…
¿No es acaso nuestra ansia de experimentar un paso atrás en cuanto a felicidad basal se refiere?
El problema que veo es que nunca le he dicho que no a una aventura, no he dejado de entrar a sitios prohibidos solo porque un cartel lo rezara y he saltado todas aquella vallas que me impedían seguir mi camino de experimentación, y más si adherida a su superficie estaba la placa de “peligro de muerte” y claro cuando llega el momento en el que encuentro un oasis genial y termino siempre debatiéndome entre el parar mi periplo o simplemente coger algo de agua para continuar el camino.
El pájaro quisiera ser nube; la nube, pájaro.
Y es que es de este modo jamás disfrutas de lo que tienes con la eterna sombra de la insatisfacción planeando sobre tu cabeza.
Y en cuanto a ti ¿Sigues buscando mas allá de lo que tienes por miedo a estar perdiendonte algo excitante? o quizás ¿ya encontraste ese lugar, donde dar descanso a tu corazón, y te la suda lo que haya ahí fuera? ¿Qué opinión te merece el hecho de que la monogamia quizás sea un modelo demasiado anticuado para los tiempos que corren? -quiero recoger puntos de vista antes de lanzarme a escribir como una loca-
Gracias <3