En esta sociedad de inconformismo en tener una relación sentimental sana se ha convertido en un mito. Al grito de si no te va bien se deja y punto, se han dejado naufragar demasiados barcos. Maderas y cadáveres a la deriva veo allá hasta donde alcanza mi vista
Que hay del ajustarse un poco, por diox, partiendo de la base que nadie ha nacido para encajar en tu vida perfectamente ¿no se debería dar una oportunidad a ver como evoluciona una relación?
¿Acaso sabes lo que quieres?
A raíz de la carta que una periodista canadiense lanzó al viento y que se ha compartido mil millones de veces, me hizo pensar que no ya solo se nos mezclan los ramalazos Disney con aires de independencia total. La verdad, señores, es que ya no sabemos ni lo que queremos. No sabemos si el sol sale por China o Antequera, si nos gustan los huevos pasados o poco hechos, si preferimos el rosa al coral o si para ir de vacaciones escogeríamos playa y montaña.
En la sociedad de la insatisfacción permanente ni el principe azul se libra…Que sí, que es azul, pero no del azul adecuado, lo quiero un poco más añil.
Nos gustan las cosas fáciles, pero ya de fáciles que las pedimos es que ni existen. Estoy más que convencida de que yo no fui puesta aquí para cumplir todas las expectativas de otro ser humano… ¿por qué habría yo de pedir lo mismo?¿entonces por qué lo sigo esperando? Tan absurdo como coger un ascua, esperando que esta vez y tan solo por esta vez, no me va a quemar.
Se nos llena la boca diciendo que las cosas hay que trabajarlas, pero cuando nos dan ya más de un quebradero de cabeza -que logramos sortear con nuestro ingenio y fuerza de voluntad- ya no las queremos, mejor buscar a alguien para el que yo sea el quebradero de cabeza… porque va a ser así, cuando no eres tú el que se come los marrones es el otro.
Así que solo me queda por decir una cosa:
A cagar, eso digo, a cagar.