Encontrar el amor en tiempos del cólera tenía que ser muy complicado pero no creo tanto como encontrarlo en la era de la tecnología ya que todo va más rápido, todo se desactualiza, hasta los sentimientos se quedan obsoletos.
El sistema necesita una actualización.
El otro día en mi lecciones de conversación en inglés salió el tema de ligar utilizando internet, las webs de citas y todo ese mundillo. Es cierto que hace unos años era un tema casi tabú utilizar este tipo de servicios para conseguir pareja pero hoy en día es algo hasta cool. Rellenas todos los campos y una máquina se ocupa de ver el tanto por ciento de probabilidades. Easy y algo cheesy si me apuras.
La lista de la compra.
Soy muy fan de saber que es lo que quiero en cada momento, adoro las listas y opino que sin ellas mi vida sería mucho más caos (si cabe) de lo que es. Pero a veces pienso si no estaré coartando el que las cosas fluyan, el factor sorpresa, el ver que me depara el futuro…Me explico, yo quiero conocer a una persona tal y tal, hago la lista, la meto en la web y me encuentra a alguien “compatible” pero ¿qué nos queda de la antigua usanza?¿de conocer a gente en persona? Que en principio no sea para nada lo que esperamos de una pareja y crecer el uno con el otro a dimensiones que nunca habríamos imaginado de haberle hecho caso a la “maquinita de emparejar” (lo sé, todos los programadores echándose las manos a la cabeza por el nuevo término ^.^).
Por otro lado está la aplicación que lo está petando aquí: Tinder, ya sabes que soy muy dada a juicios y a posicionarme en blanco o negro. Desde el principio me pareció una aplicación de lo más somera, vamos básicamente para follar. Su funcionamiento está basado en ver fotos de gente y decidir si te gusta su físico o no y si lo dos coincidís empezáis un chat. ¿Cuantas veces has acertado fijándote solo en el físico? Yo cero patatero. Las veces que me he dejado guiar por el aspecto físico de la otra persona no me ha funcionado la cosa, y si que he observado que personas que a priori no me han llamado la atención después de una buena conversación me resultan muy pero que muy atractivas.
La atracción mental es mucho más fuerte que la física, de esa no te libras ni cerrando los ojos…
Así que desde el primer momento decidí que eso no era para mi y le puse la cruz. Pero si quieres conocer el otro lado te recomiendo que le eches un vistazo al blog de Andrea, que lo defiende a capa y espada.
Si quieres partirte clicka en la imagen…
Competencia desleal.
Este tipo de servicios por otro lado hacen que te replantees si no se está quedando obsoleto el sistema vis a vis, donde conocías a alguien por medios de amigo en común, compañeros de trabajo y gente con las tropezabas casualmente. Ahora en cambio tienes un montón de personas disponibles a un solo click. Es más fácil saltar de una a otra sin tener que hacer demasiados esfuerzos.
Así que ahora ya no solo tienes que “luchar” contra la competencia del ambiente en el que se mueve tu pareja sino contra el vasto imperio creado por medio de conexiones con gente de todo el mundo. No hace mucho me ha sucedido una historia curiosa aquí en Londres, un par de veces de hecho, conocer a alguien, empezar a quedar y al tiempo que esa persona me confesara que había otra chica que había conocido por medio de una red social. Así que digamos que una no puede ser totalmente parcial y objetiva en cuanto al tema. Ya que el abanico es tan amplio y la inmediatez en conocer personas a través de ella, lo único que está provocando es que realmente no se pueda establecer una conexión más profunda, siempre a la expectativa y caza de una pieza “mejor”. Y siempre habrá una opción mejor, la versión 2.0 está a la vuelta de la esquina.
Al igual que según sale el último modelo de móvil, el que salió un mes atrás ya se queda obsoleto, ¿estaremos convirtiendo a nuestras parejas en meros objetos que complementen nuestra vida? Piezas reemplazables por un modelo más aerodinámico, a más color, o simplemente de un aspecto más “vintage”. ¿Es acaso nuestro afán consumista el que nos hace sufrir de esta insatisfacción permanente en nuestras relaciones amorosas?¿ No echas de menos cuando las cartas de amor se colaban por debajo de la puerta de tu casa y se oían unos pasos alejándose al otro lado? ¿ Los te quiero apresurados mientras el rubor quemaba tus orejas y echabas a correr?¿No te preguntas cuando voy a acabar rayarme la cabeza con unas cuestiones tan raras? jajaja
Y es que ante tanta locura yo reclamo volver a lo analógico, llámame romántica empedernida pero ni Tinder, ni Facebook, ni su puta madre a caballo. Quiero rosas con espinas, no emoticonos de capullitos de aleli, quiero besos sintiendo que no me estoy comiendo las babas de la previa cita, quiero que me retengan en su memoria no que me pidan una selfie hot, verme reflejada en unos ojos que no se aparten de los míos para mirar su smartphone. en resumidas cuentas y por si no os había quedado claro ya lo quiero todo.
No hay chica dura que se resista a esto, y lo sabes.
El mercado de vendernos como piezas de carne.
¿No se nos estará yendo ya la olla? Me encuentro en un estado de turbación, sorpresa, hastío y estupor enorme (eso o que le resfriado me ha pegado fuerte…¬.¬UU). Cada día me entero de nuevas “historias para no dormir” que dan verdaderos escalofríos. Y yo digo que me retiro, este campo de juego no me motiva lo más mínimo y el invierno en la cueva con una mantita, una buena pila de libros, mis lápices con mi bloc de dibujo y popcorn time no me va a decepcionar, ni jugar con el corazón ni mucho menos cambiarme por la versión 2.0. Y esto también te lo digo a ti, que sé que vas buscando pareja como si no hubiese un mañana, relax, take it easy y no caigas en las “redes de las redes”. Volvamos a querernos, a lo bonito, a lo que se pueda palpar…para ficciones y dramas ya tenemos las películas de antena 3 a mediodía.
En cuanto a tí ¿Has utilizado alguna aplicación por el estilo? ¿Te han hecho un plan «renove» tecnológico? Sé que Tinder en España aún no está disponible, pero dale tiempo y ya te harás pedazos…Después no digas que no te avisé. 😉 Ooppss!! Yo por ahora me quedo con esto, insustituible.