Ya sabes que mi vida últimamente, básicamente desde que me vine a Londres, está siendo un poco caótica. Y no es que no disfrute de estos momentos de excitación y de montaña rusa , pero a veces me encuentro mirando atrás y añorando aquellos días en los que:
- Me levantaba sin necesidad de despertador.
- Meditaba.
- Sacaba al perro y me iba a trabajar.
- Iba al gym a la hora de la comida.
- Salía del curro por la noche con energía para escribir un poco o a tomarme una caña.
Mis días pasaban apacibles, anestesiados, en la rutina.
No había nubes de tormenta en el horizonte.
Nada desvelaba mi sueño, sabía cuanto dinero iba a tener al final de mes en el banco, cual sería mi destino para ir de vacaciones, en donde estaría en dos fines de semana. Los viernes había baño con velas, vino y buena música. Los sábados compras, tomarse algo al mediodía y liarse con los amigos hasta que el cuerpo aguantara y, por supuesto, los domingos sagrados para mi. No hacer absolutamente nada de provecho. Eran mis sabbath, leer, ver alguna película, dormir, disfrutar de la comida, del buen tiempo, de mi perro…
Bregando el terreno pantanoso.
Y sí, parece que después de seis meses pagaba por tener una semanita así, sin más estrés que el que se me rompiera una uña al montar en mi bici. Sé que es normal esta sensación, despertarse una mañana gris, fría y lluviosa y pensar…Whattt??? ¬.¬UU
Entrenando mi mente a lo Bruce Lee.
Doy gracias a los años que he pasado cambiando las férreas ideas de mi cerebro y los caminos predeterminados, la negatividad aprendida durante años. Acostumbrada a mirar siempre hacia abajo en el pozo, donde solo se veía oscuridad ahora acostumbro a mirar hacia arriba, a la luz al final del túnel.
Vale, es un tubo, no encontré un túnel guay…jejeje
Pararse es morir.
Ayer estuve en un networking de mi amiga Nerea, de un proyecto muy majo que creó en Facebook. Resultamos un grupo apañado de gente que teníamos varias cosas en común: Estábamos algo perdidos y queríamos algo más de nuestra vida que conformarnos con observar como pasan los días mientras te dedicas a algo que no te llena.
Llevaba unas semanas un poco baja de moral, la verdad, entre que el tema del maquillaje va más lento de lo que me gustaría, que me mudo de casa y me estoy viendo obligada a buscar un curro de media jornada en hostelería (las tips, eso es lo que marca la diferencia al currar pocas horas ^.^) pero, yo que iba a cargarme las pilas, me sorprendí animando a gente que estaba más triste y me di súbitamente cuenta de que:
- Estoy viviendo en la ciudad más increíble del planeta. Donde todo sucede, donde los sueños se pueden materializar mucho mas rápido que en ningún otro sitio del planeta.
- Si sobrevives en esta ciudad lo harás en cualquier sitio, y de largo, te curte la piel, te empuja a un mayor control de tus emociones -Ahora entiendo cuando Elisa me dijo que esto era la jungla-
- El estar lejos de los tuyos, de tu roalito de confort, hace que te abras a nuevas personas a las que, de otro modo, nunca habrías conocido. Ya sabes que soy fan absoluta de conocer gente.
Que se queden los americanos con su sueño, que a mi el europeo me sabe mejor.
El estrés también deriva de que es que tengo muchos frentes abiertos…El maquillaje, los blogs, escribir en el ibérico, montar una plataforma para vender mis dibujos, estudiar inglés..si, deduces bien, estoy soltera XD.
Cómo siempre, escribo para mi misma, para recordarme el porqué estoy en este momento de mi vida, que yo lo elegí, que hay que ser valiente para vivir rayando la “zona de pánico” casi continuamente, y que ahí es donde la magia ocurre. Aprendiendo a manejar situaciones límite es como amplias tu roalito, refuerzas tu autodominio y disfrutas más del relax – cosa a la que ya no estás muy acostumbrada-
Dejadme sola…
Después de este inciso de autoabrazo emocional, quisiera saber como haces tú cuando te ves realmente bajito de moral, cuando sientes que nada en tu vida va como tenias planeado. ¿De donde sacas esas fuerzas extras? Sea lo que sea, pásame un poquito de tu “mierda” jajajaja