A veces me da por pensar que Disney se debe de estar revolviendo en su tumba por no poder levantarse de entre los muertos y llevar al cine una de las más bellas historias de amor jamás contadas.
Eran solo unos niños presentándose bajo unas palmeras ; Juegos, pandilla y tardes de verano los unían ¿Amor? ¿qué es eso? La llevas, la ligas, corre que te pillo y de ahí surgió el primer brillo. Él era un amor y ella todo un bellezón.
Las hormonas afloraron pero las desincronías los mantenían alejados. Novia de su mejor amigo, mejor amiga de su novia…en ese entuerto miradas cómplices y roces inesperados. Si existieran los Oscars en la vida privada, este gran melodrama habría batido récords. Podían fingir en la distancia, pero cuando sus ojos se encontraban no había refugio al que huir.
Hacia frío, era una noche de sábado cualquiera, con su jersey verde él se unió a la marabunta de la discoteca y como por arte de magia el tiempo se detuvo, la música dejo de sonar y ya solo sus voces podían escuchar, aquellas que se perdieron en la noche, aquellas que tardarían en recuperar, aquellas notas que terminaron de rematar la melodía de sus vidas, uniendo partituras, creando una sinfonía sin fin.
Ella baila al compas del tango que él le marca en Argentina y asiente frente al corazón dibujado en la arena de Miami. Sus labios sellan un sí y sus manos se unen bajo una cascada de sedas, moradas, verdes, azules…los colores que los arropan en la noche estrellada, perfumada con los aromas de unos de los carmenes más bellos de Granada.
Y diseñan y rediseñan, papeles pintados, espejos y grandes cortinajes. Sus noches se juntan con sus días y siempre el amanecer los sorprende mirándose, amándose y la vida, generosa como ella sola, les obsequia con un presente, un hoy y un regalo les sorprende. Él la mira, y besa la curva de esa felicidad mientras una mano amorosa dibuja lineas sobre su vientre, descubriendo nuevos mapas, nuevas tierras por explorar y volverán a esas noches de verano donde los juegos, la pandilla y una nueva ilusión nacida de los dos les espera solo para recordarme que donde yo veía dos niños, ahora ya hay tres.