Haz tres respiraciones profundas y repite conmigo:
- No soy mis éxitos
- No soy mis fracasos
- No soy la ropa que llevo, ni la que debería llevar
Estamos programados, desde pequeños a creer estas cosas. La sociedad hace un buen trabajo en tenernos, callados y ocupados en cosas que poco importan realmente.

Hacía mucho tiempo que no escribía, porque escribir por el placer de escribir, sin que tuviera un fin monetario detrás no era importante, no era lo que tenia que hacer.
Perder el tiempo indagando en mi cerebro, cuestionarme cosas, pensar en profundidad si este era mi camino no estaba en el planning. Primer trimestre, segundo trimestre, tercer trimestre y un cuarto, estructurados, llenos de post it. Llenos de objetivos y de estrategias de marketing.
Prueba esto, haz aquello, crea esto otro. Para eso pagaba, para eso me dejaba guiar, buena alumna, mejor borrega. Borrega que se pensaba en contracorriente, que iba a llegar a sitios que nadie nunca antes había llegado, sin perder su esencia por supuesto.
Ahora me miro y me río, me río porque a veces se gana y a veces se aprende… y puedo decir que a mí me han pasado ambas cosas a la vez. He ganado muchísimo a base de aprendizajes, y lo más importante de todo. He descubierto dónde no quiero estar y hacia donde no voy a seguir.

¿No habrías pagado tú por tener esta claridad mental? Aunque sea duro, sea muy duro dejar un proyecto que ves que está funcionando, que ayuda a gente y que te necesitan, que vas a llegar donde quería y aún más… ¿no habrías pagado?
- ¿Es lo que tú quieres?
- ¿Eres feliz?
- ¿Te gusta reusar textos cambiando ciertas palabras para que encaje en tu mensaje de ventas?
- ¿Te sientes cómoda prometiendo transformaciones que no dependen ni un ápice de ti?
- ¿Crees que esto es lo que has venido a hacer a este mundo?
Con qué solo tuvieras tres respuestas afirmativas seguramente estés en el buen camino, y desde luego nadie aprende en zapatos ajenos, tienes que vivir la experiencia, tienes que comprobar que realmente no es para ti. Da igual lo que te diga y te digan, si quieres experimentarlo estás en tu perfecto derecho y para eso existe el libre albedrío.
Yo te digo que para mí esto se ha acabado, quiero paz mental, quiero marcar una diferencia pero sin vender mi vida, mi éxito, mi alma.

Cuando eliges paz, todo se vuelve claro cristalino. Ya no existen más trimestres, ni post it, ni últimas estrategias. Existe el hoy, el aire que entra frio en tus pulmones y sale cálido. el crujir de los nudillos, las motas de polvo que remolonean haciendo espirales en el aire al abrigo del sol en los rayos que entran por tu ventana al atardecer.
Porque vengo a decirte algo muy trillado, en definitiva, no hay garantías de que mañana estés aquí pegando más post it y teniendo más objetivos, ni para abrazar a esos a quien amas, ni para mirar tu cuenta del banco y pensar que es lo siguiente que vas a comprar que no necesitas… así que yo voy a hacer que cada día de mi existencia cuente y confiar en que el universo tiene un plan para mí.

Mientras tanto me voy a pasear a Tokyo, a recuperar todos eso pequeños placeres que perdí, a sentir el caos y el zen, a fundirme en ellos y sentirme ajena pero sobre todo a notar como el aire frio entra en mis pulmones y sale cálido. Nos seguimos leyendo <3