Como ya sabes ando algo agobiada estos días entre nuevo trabajo, mudanza y encontrar un fixo potente para enmendar mi corazón, así que ni corta ni perezosa le pedí al jaquetón de mi amigo Gorka que me escribiera un post invitado. Él se dedica a la vida minimalista, un poco al contrario que yo, y me pareció interesante su propuesta.. Espero que también te lo parezca a tí <3. Sin más dilaciones -sonido de tambores- os dejo:
Tus amigos no son Pokémon.
Hace años llegué a acumular 300 amistades de Facebook. Te parecerán pocas, pero yo me agobié mucho y acabé cerrando la cuenta.
No cerré de un día para otro. Durante varios días anuncié en el muro que iba a cerrar la cuenta y ofrecí métodos de contacto alternativo (correo y teléfono). Pedí que si alguien estaba especialmente interesado en mantener el contacto me facilitara su correo. Como era de esperar, fueron pocas las personas que contestaron.
Me retiré a mi cuarto y lloré un rato. Luego repasé la lista de amistades y contacté con las que me interesaba para comentarles. A lo mejor no habían visto mi publicación. Repasando la lista me di cuenta de que tenía agregada mucha gente que no conocía. Antes de borrar la cuenta me di el placer de borrarles como amigos. Una tontería, pero me hizo sentir poderoso durante 15 segundos aproximadamente.
Durante un tiempo fui el tío raro que no tenía Facebook. Cuando una chica me preguntaba en la discoteca por mi Facebook y le decía que no tenía se ofendía pensando en que no quería dárselo. Entonces le daba mi número de móvil. Y acabé teniendo muchos números de gente que no conocía en el móvil. En realidad no conseguí tantos números de chicas. Pero sí de compañeros de clase que no me importaban nada, compañeros del curro, ese amigo inseparable que haces una noche borracho y no vuelves a ver en tu vida, tu tío el que se ha muerto y ya no volverá a usar el móvil… Y guardas esos números con nombres que crees que vas a recordar, pero cuando a la semana buscas el número de ese vecino que se llama Pedro y ves que tienes cuatro Pedros en el móvil no sabes a cuál llamar.
Antaño era un coñazo cambiar de móvil. Tenías que pasar los contactos uno a uno y aprovechabas ese momento para hacer limpieza de la agenda. Ahora los contactos se sincronizan y la mierda pasa de un móvil a otro, incluso a la tablet, al ordenador y al microondas. Cambiar de móvil es cómodo ahora pero hemos perdido la costumbre de revisar nuestra agenda de contactos.
Recientemente un ejército de borrachos decidió andar sobre mi iPhone dejándolo totalmente inservible. Como no me apetecía gastarme mucho dinero acabé comprando un Android. Me tocó exportar los contactos desde iCloud para importarlos a Gmail y aproveché para hacer limpieza. Tuve que pedir tres días de vacaciones y contratar catering para dedicarme por completo a ello. Fue un ejercicio de memoria muy duro. Tuve que poner cara y recuerdos a un montón de nombres que no me sonaban de nada. Y luego decidir si quería conservar su número o no.
Las agendas ahora son una maravilla. Puedes poner nombre, apellidos, apodo, clasificar en grupos, foto, dirección postal, correo electrónico, varios teléfonos identificados… Sigo viendo mucha gente que genera un contacto nuevo para cada número de teléfono: Anselmo móvil, Anselmo casa. Incluso guardan el email en una nota en vez de en la agenda. Teniendo una herramienta tan potente y gratuita veo una tontería muy grande no usarla. Además se puede gestionar desde cualquier ordenador con conexión a internet.
(Hago una pausa. Acabo de borrar 53 contactos de la agenda del móvil. Ahora tengo poco más de 100. Si me pongo a ello podría reducir la lista a 30 o 40 personas.)
¿Recuerdas lo que pasa cuando ya tienes 6 Pokémon en tu equipo y capturas uno nuevo? Que se envía al PC de Bill. En las primeras ediciones del juego solo podías ver el nombre una vez accedías al PC, así que si habías tenido la idea de ponerle un mote era bastante probable que tiempo después no encontraras al animalico que anduvieras buscando. Lo mismo pasa con las personas.
Es poco probable que durante un año hagas una llamada (o envíes un whatsapp) a cada uno de tus contactos. Muchos de los contactos los guardamos por si acaso. Y ese por si acaso no llega nunca.
Todo lo que comento de la agenda del móvil se aplica a la red social. ¿Por qué nos empeñamos en agregar a cualquiera que nos crucemos? Si lo vas a hacer, al menos crea un grupo para gente que te la pela y restríngeles el acceso a tus publicaciones. Dormirás más seguro por las noches.
El proceso de organizar la agenda no tiene por qué ser aburrido. Si tienes tiempo libre puedes tomarte el ejercicio como un experimento social.
- Llama a esa chica con la que te hubiera gustado bailar un rock n roll en la plaza del pueblo pero lo dejaste pasar por cualquier motivo absurdo.
- Queda con compañeros del colegio que hace años que no ves y comenta los viejos tiempos.
- Llama a la persona que no recuerdas quién es y trata de averiguar cómo acabó su número en tu agenda.
- Pide perdón por teléfono al amigo que le fallaste. Aunque sea por hacer el teatrillo y echarte unas risas.
- Queda con una persona que conociste solo una noche hace mucho tiempo y haz como que sois amigos de toda la vida.
- Cuando te aburras en la oficina borra a gente aleatoria del Facebook.
- Llama a una persona de la agenda cada día. Por orden alfabético.
Las posibilidades son infinitas y los resultados pueden ser muy enriquecedores. No olvides dejar un comentario contando cómo te las apañas tú para gestionar tus contactos.