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Caro chan

Caro chan

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Auténticidad

Infidelidades en tiempos del Coronavirus

fiel a ti misma

Hace tiempo que estoy atascada, bloqueada, inerte y de esto ya te habrás dado cuenta. Las palabras no fluyen por mí como antaño, ni un torrente de tripis corre por mis venas a cada momento. Debo de confesarlo, era agotador.

No se puede vivir en la cresta de la ola 24 x 7, primero porque no es realista y segundo porque no hay cuerpo que lo aguante, en algún momento petas.

carochan mascara

Y cuando petas, la máscara que has construido tan pacientemente se va a la mierda y solo te quedan trozos por el suelo y una sensación de vacío que asusta un huevo, riéte tú de las pelis japonesas de miedo en comparación con esto.

Hoy me he sentado delante del ordenador para poder contarte el super poder que subyace en ser una persona multipotencial y porqué una empresa debería contar con un perfil como este al menos, pero no me sale, he escrito una parrafada muy elocuente y científica que parece haber sido escrita por otra persona.

Y este es uno de los problemas que me suceden, me he perdido, he perdido mi esencia y ya no sé ni cual es mi voz. Me he dejado guiar tanto por todos, intentando contentar a todo el mundo que al final soy una Frankenstein de deseos y expectativas ajenos .

carochan rota

¿En que momento me perdí? Quizás fue en Londres donde tuve la “fortuna” de dar  con una persona que socavó completamente mi autoestima como mujer y pareja, o quizás fue cuando dejé mi futuro profesional en manos de otros que poco tenían que ver con mi cosmovisión, o quizás fue cuando empece a usar la palabra “cosmovisión” a raíz de mi actual relación.

¿En qué momento dejamos de ser fiel a nosotros mismo para adoptar maneras que te hagan encajar más?¿por qué la sociedad se empeña en castigar tanto a lo diferente en vez de verlo con amor, en apreciar el coraje y la valentía que subyace detrás de ello? ¿por qué debo sentirme errónea solo por usar el cerebro y decidir en cada momento lo que va y no va conmigo? acaso ¿sólo hay una forma de vivir?fiel

Abraza al miedo, sostén la alegría, y jamás de los jamases dejes que nadie te diga qué o qué no puedes hacer con tu vida. Esa es su visión y su problema, no el tuyo. En la vida tú eres un malabarista, todo requiere de un delicado equilibrio. Mantén el tuyo.

malabarista carochan

Y por último, pero no menos importante, sé fiel a ti misma contra viento y marea. Es muy fácil perderse en la infidelidad hacia uno mismo en tiempos revueltos. Por el momento tan solo tienes que encontrar aquello que se «te ha perdido».

¿Me ayudas a recuperarlo?

A lo Chuck Norris

No soy de constancia, creo que de esto te habrás dado cuenta últimamente que es cuando me he permitido ser más libre. 

El no ser constante por naturaleza lo he compensado con una férrea disciplina, se podría decir que casi militar. Por algo la familia de mi padre se dedicaba a esa rama.

Primero fue mi padre, y después de salir de su influencia, una voz en mi cabeza siempre me ha ordenado que para ser alguien hay que trabajar duro, ser constante, no detenerse (detenerse es la muerte) y sobre todo jamás decepcionar a los demás. 

Y claro, a fuerza de oírlo, me lo terminé creyendo. ¿Quién sería Caro si no publica cada martes? ¿quién es si no es productiva hasta ponerse enferma? ¿quién sería si no pensara antes en los demás que en ella? Y la respuesta me daba pavor “no lo sé”. Temía desaparecer, disolverme en el olvido de las personas, que le viento me llevara cuan estatua de sal. 

Pero sobre todo temía perder lo que me definía, mi personalidad: sin ella no sería nadie, nada, caput. 

El ego tiene maneras muy curiosas de tenernos a su merced, y el miedo es la más potente de todas:

  • “Quédate en la zona que conoces que, aunque no sea ideal, la conoces tía”.
  • “Compórtate como esperan de ti aunque no te apetezca una mierda”.
  • ” Da explicaciones por todo, incluso cuando no te las pidan” (nada más peligroso que dejar volar la imaginación a la peña). 

Y te vas enredando y enredando, convirtiéndote en un puto capullo de seda, pero no para transformarte desde oruga sino para ocultar la mariposa que eres. Te cortas las alas, te encierras en tu mundo. “Así no te harán daño”; Te susurra tu ego, sonriente. 

Y llega el día en el que “se te cruza el cable” (así es como lo definen las personas que no se atreven a dar ese paso) y piensas «the time is now»  y empieza a sudártela todo, mandas a esa voz a la habitación del castigo y comienzas a hacer solo y exclusivamente lo que realmente te apetece en cada momento. 

Cada vez que asoma la cabeza para decirte lo que piensa de lo que vas a hacer le lanzas un “Chiiisss” y la mandas de nuevo dentro… Y como esa voz vive en una jodida tiranía militar, es obediente que te cagas. 

De este modo empiezas a rasgar ese capullo que tú misma armaste, al principio con timidez y miedo y al final en plan Chuck Norris con un machete.

Y te das cuenta de que nada malo pasa si no te apetece escribir, ser la top mundial en productividad o decir que te dejen en paz cuando te apetece. Que no pasa nada por un día sentirte la reina del pollo frito y al otro que no vales un duro, nadie dijo que fuera fácil, pero ¡hostia! cómo disfruto soltando tacos y en mi montaña rusa emocional ¿Acaso no se trata la vida de esto? ¿ De ser capaz de disfrutar hasta en la mierda más profunda? 

Pues ea, que te dejo mi machete por si te apetece rasgar tu capullo (metafórico, que te veo venir) y matar a tu ego de camino. La paz es infinita aquí. 

Si estás en la mierda, estás en la mierda. Bonita.

La idea era coger una maleta, echar toda la ropa bonita que tuviera, meter el palo selfie en el bolso y tirar para Tokyo. Allí pasearía por sus templos y jardines Zen, comería cosas deliciosas y por supuesto tendría experiencias místicas…descubriría cual es el siguiente paso que el universo tiene pensado para mi, cuan juego de rol yo tiré el dado y esperé el resultado a modo de lectura del master. 

carochan dados

El dado ha rodado, mi cuerpo se ha quebrado y aquí sigo esperando esa revelación divina. Quizás ya no soy la misma y ya no puedo esperar los mismo métodos para conseguir lo que antes me resultaba tan sencillo. Quizás las reglas del juego han cambiado mientras yo andaba absorta en estrategias, retos y lead magnets. Quizás me sienta aún más ajena y alienada del mundo de lo que ya me sentía antes ¿Algún día me sorprenderé sola en el mundo cuan Will Smith en “Soy leyenda?

O quizás es que me creía tan fucking special que nada podría derribarme nunca, o quizás son estas putas hormonas de la fecha del mes que toca… sea como fuere el dado ha rodado, lo he lanzado, pero no sé donde ha caído. ¿habrá sido de canto?¿estoy en tablas? ¿Y ahora qué debo hacer? 

Me temo que la respuesta no me está molando nada: No hacer nada. Nada en absoluto. Tomarte un respiro (pero de verdad, no de boquilla).

Y meterte en la cabecita de una vez que parar no es morir, parar no es ahogarse, para es parar, respirar, observar cuan transeúnte inmóvil en una esquina de un cruce concurrido. Observas a la gente pasar, a los coches y motos, todos con un destino, con una cadencia y los envidias o no, digamos que los envidias a ratos.

Y a veces quisieras no haber tomado la píldora roja, seguir en el matrix, salir los fines de semana a emborracharte, comprarte una casa bonita y trabajar 30 años para pagarla. Vivir anestesiada, vivir sin un sentido, obviar el propósito y vivir de cara a la galería. Subir fotos de lo bien que me va todo, mientras por dentro lloro de pena. Tatuarme a Mr Wonderfull en el antebrazo y sonreír todo el día. Ser todo aquello que se esperaba de mí, sin excepciones.

Caro chan feliz

Y bueno, soy nueva en esto de sentarme en el lado del camino y esperar. Me impaciento, siento que no sirvo para esto, que tengo que moverme, las piernas se me inquietan, el corazón se me acelera y me sorprendo oteando el cruce a ver para donde puedo apresurarme a ir, sabiendo de antemano que es un parche, que el destino que persigo no se encuentra en elegir sin descanso un horizonte.

Que el corazón necesita de su tiempo, encontrar el camino con una venda en los ojos es lo que tiene, que va a ser más lento, y me lo repito para ver si me entra en la cabeza (pero de verdad, no de boquilla again).

Porque por mucho que me gustaría decirte que todo lo que he escrito en este blog era para ti, no es así, todo es y ha sido siempre para mí. Pero lo escribo y no lo vuelvo a leer, y claro, se me olvida.

Caro chan es rara

Quizás sea el momento de empezar a escribirme a mí misma en un cuaderno, a lo Marco Aurelio, para llevarlo conmigo y repasar cada noche. Sé que me he dado muy buenos consejos por aquí (y me has dado) y sé que debería aplicármelos… y en vez de eso, aquí sigo escribiendo sobre esto y sintiéndome desolada.

Y al subir este post, nos nos engañemos, es un esfuerzo desesperado por sentirme útil, por sentir que estoy haciendo algo más que vegetar por Japón. En fin, que no todo va a ser postureo feliz por estos lares, que cuando estoy en la mierda, estoy bien en la mierda y paso de ocultarlo… sino dime:

¿Cuántas veces has sonreído cuando en realidad querías dejar rodar lagrimas a mares por tus mejillas?

Pues ea, hoy a llorar se ha dicho, desde mi esquina. Observando.

Autenticidad, ramera despiadada.

   Autenticidad, esa ramera despiadada que se sitúa detrás de tu oreja y te susurra cosas al oído. Cosas que quieres hacer o decir pero tu mente crítica y programada por la sociedad censura, cohibe y coarta.

   Se politicamente correcta, no levantes la voz, esas palabras malsonantes no las debe decir una señorita, ya eres mayor para estar jugando en los columpios… que les jodan a la falsa cortesía y al baile de máscaras de esta sociedad.

   Yo quiero ser yo, esa ramera despiadada que me susurra a mi misma cosas al oído. Cortar el aire con mis respuestas ingeniosas y sarcásticas, decir “ooopps, ¿lo dije en voz alta?”, pedir perdón -sincero- en vez de permiso, alzar mi voz, soltar tacos como si no hubiera un mañana, revolcarme en el barro, chillar de felicidad en mitad de la calle.

Parecer la puta loca que soy

   Necesito ser yo porque este corsé me está matando, se me clava, me hace dócil y mansa y sobre todo me hace aburrida, una más del montón. Un maniquí con un numero de serie en el cogote, que sí, que puedes elegir el color de tu pelo y el modelito que te pones, pero por dentro estas muerta, muerta en vida.

   Y no es esa parte, la correcta, quien ha cogido hoy el teclado, ya me irás reconociendo. Debo pedirte disculpas por haberme perdido tanto y debo tirarte de la orejas por no habérmelo dicho a tiempo.

Joder, que esto se dice antes coño. No te pierdas, vuelve Caro, ramera despiadada.

¿Qué quieren los hombres 2.0?

carpe_diem_cabecera

   Y parece que fue ayer cuando Homo Mínimus (Homo para los amigos) hizo entrada triunfal en mi blog y hace ya dos años. Debo confesar que para mi era un autentico “troll” y siempre lo consideré más bien tirando a “gilipollas integral” pero no soy muy de odiar así que decidí que tenía que conocerlo en persona antes de juzgar. Y… Fue genial, nada que ver con es fachada suya por el ciberespacio. Me gusta la gente especial, y este es un cinco estrellas en ese caso, así que después de mucho tejer red alrededor de él. Por fin un post en mi blog… Te tengo donde quería. Wuajajajaja

 ¿Qué quieren los hombres?

Y las cosas de los hombres, el amor y la vida se las dejo a mis criadas.

—Madame de Champollion, filósofa de alcoba y noble francesa del siglo XVII.

   Hola, soy el doctor Amor. Estoy aquí para ayudarte.

   Seguramente, como casi todas  las mujeres, te has pasado la vida buscando el amor de tu vida.

   Desde la adolescencia, y puede que antes, cuando jugabas a las casitas y las cocinitas, estás obsesionada con encontrar a tu príncipe azul o  tu latin lover moreno o a tu danés de pelo amarillo  o  tu gurú de ojos azules, para terminar, como siempre, topándote con el enésimo sapo verde.

   Tus amigas han sido las aliadas más implacables en el fuego del amor, el juego de la conquista, de la caza…; perdón, de la pesca, olvidaba que los hombres somos los que cazamos y las mujeres las que echáis la caña y esperáis a que piquen los peces gordos.

   Te han dicho que siempre hay un roto para tu descosido. Y has perseverado. Has buscado sin encontrarlo. Sin encontrarlo del todo. Creyéndolo encontrar pero decepcionándote a las dos o tres estaciones de haber subido al tren del romance.

  Tus amigas, si es que se puede hablar de amistad femenina, (y entonces también tendríamos que hablar de inteligencia militar, del níveo carbón o del tiburón samaritano), tus amigas digo, han sido tus confidentes y tus guías en esta búsqueda del santo grial.

   Desde que tienes diez, once, doce años a lo sumo, has consagrado tu vida a captar la atención, el interés, la decisión y la acción de tu caballero de la brillante armadura.

   Ya, ya sé que tú eres una chica de tu tiempo, una mujer de hoy, que eres muy libre, que eres muy mujer, que estás por encima de los mitos románticos, que conoces mucho mundo y has viajado a Tailandia o Turquía o Albacete y vivido al máximo… Ya. Lo sé, eres astuta, tienes inquietudes, eres más lista que los ratones colorados, no te has caído de un guindo, no naciste ayer.

   No dudo que el sexo débil es también el sexo listo. O el sexo listillo, más bien, por lo que expondré a continuación.

   Ya, ya sé que los hombres no se enteran de nada, que no entienden nada, que son cerdos cuando no son príncipes, que todos van a lo mismo: a lo suyo en vez de a lo tuyo, ¡cuán egoístas!, tú en cambio siempre vas a lo mío, ¿a que sí, princesa?

   Serán pánfilos, no se enteran de nada, serán zorros disfrazados de corderos, serán la repanocha o el objeto de tus desvelos. Los hombres son un mal, pero un mal necesario, te guste o te disguste, los adores o los maldigas. Están aquí para quedarse, son un mal imprescindible (¿no es así? Dime, ¿de qué hablas con tus amigas cuando no hay hombres delante?) y seguirán ocupando las pantallas mentales de tu cráneo hasta el primer embarazo o la menopausia. Hasta la menopausia y más allá que dijo  Lucy Lightyear. ¿O era Buzz? Es verdad, Lucy era la mona. Aunque te vistas de seda, mona te quedas. 

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   Estoy aquí para comunicarte una verdad desagradable: todo lo te han enseñado sobre los hombres en tus conversaciones con tus pares, lo que has leído en las revistas femeninas y aprendido en algunas películas románticas, es erróneo.

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   Empezaré por el principio, amiga, (¿puedo llamarte amiga, ahora que te sientes más cómoda en mi presencia y te estás ciscando en mis muertos?). Empezaré por el principio:

En el principio, creé los cielos y la tierra…

   La tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y mi espíritu se movía sobre la faz de las aguas…

Y dije  «¡Sea la luz!», y fue la luz.

   ¿Pretencioso? ¿Me estoy pasando? ¿Acaso no soy un Dios solo por ser un hombre? 

¿He captado tu atención?

   Pues deja ese puto té verde con pastas y lee con atención lo que te tengo que decir. El té es para las mujeres de verdad, no para las niñatas. Y hasta que no entiendas lo que he venido a decirte no tienes derecho a despegar tus ojos de esta página. ¿Capisci?

   Así me gusta, que seas obediente. Necesitas una voz con autoridad en tu vida. ¿Acaso no te gustaban los hombres un poco canallas?

Sigamos.

—

   Crees que haces lo necesario para captar la atención, el favor y los recursos atencionales, materiales y afectivos del hombre que te gusta. Consultas las revistas, los blogs de chicas listas como Caro Chan, que te hacen sentir una mujer liberada de hoy en día, y todo lo que dicen resuena como cierto en tu corazón. Y sobre todo, confías en el juicio de las mujeres de tu grupo de referencia: crees que has de vestir así o asá, dejarte el pelo así o asá, hacerte la dura o la blanda así o asá, y crees que tu aspecto es el elemento fundamental para captar a un hombre, o, si eres más «espiritual», que todo depende de tener mucha autoestima y quererse mucho.

   Por eso dedicas desde que tienes uso de razón a buscar la prenda que más te favorece a desfallecer por tu peso y  el 80% de tu tiempo libre consciente a fantasear y diseñar tácticas y estrategias para seducir a tus víctimas y  mantener tu control una vez que lo has conseguido.

   Pero no te lo reconoces, no te lo reconoces porque todo lo que haces es por amor; y en el amor y en la guarra todo está permitido, te sale solo, porque sí. Te molesta ser objeto del engaño y la manipulación pero tú te pasas la vida manipulando tu aspecto para conseguir el favor de los hombres.

   No estoy aquí para moralizar, soy un simple notario de la realidad. Soy del gobierno, estoy aquí para ayudarte. Lo que importa es lo siguiente: ¿Lo estás haciendo bien para alcanzar tus fines?

   Pues sí, en parte lo estás haciendo bien. Tienes razón en una cosa: el atractivo físico es el elemento número uno en la lista de prioridades del hombre. La biología y la psicología evolucionaria te dan la razón. Si quieres dejar de leer pornografía emocional para mujeres (50 sombras de Paco, por ejemplo) y culturizarte, te recomiendo que leas un libro, un solo libro, que cambiará tu visión ingenua, diría que infantil, sobre las relaciones entre hombres y mujeres; ¿es pedir mucho que leas un libro?

   El libro que te abrirá los ojos es La evolución del deseo. Estrategias de emparejamiento humano de David Buss. Siempre lo recomiendo a mis pacientas más acérrimas.

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   Ese libro sustituiría con éxito la comida basura pseudopsicológica que llevas oyendo y leyendo toda tu vida.

   Pero este artículo no es un tratado, este artículo es una llamada a las armas. A las armas de mujer. Y no son las que crees. No son SOLO las que crees.

   Te señalo un grave error: te vistes o cuidas o adaptas tu personalidad para gustar a tu competencia, a tus «amigas», a tus conocidas.

   Por supuesto, crees que te vistes para gustar a los hombres, pero si lo piensas bien sigues el dictado de la moda, de los modelos femeninos que te rodean y desperdicias gran parte de tu hacienda y tu tiempo en ello, en adaptarte al ideal de tus amigas y de las revistas femeninas.

  Quizá me digas que no, que te vistes para «gustarte a ti misma», para sentirte bien. Entonces, si dices esto, tienes un gran problema, Houston, tienes un gran problema: no te conoces, no sabes nada de  psicología femenina, te falta capacidad introspectiva, te falta la empatía con la persona que más lo necesita: tú misma.

   Deberías buscar gustar al hombre que elijas, NO intentar estar a la altura de las mujeres con las que compites, ni aunque lo disfraces de «gustarte a ti misma». Este es tu primer error.

   ¿No me estoy contradiciendo? Por un lado te digo que el atractivo físico es lo fundamental, y por otro lado te digo que seguir los dictados de la moda y de tus competidoras son un error. ¿Por qué?

   Porque a los hombres les trae al pairo que estés a la última, que uses tal o cual marca de pantalón o de maquillaje o que seas un poco más elegante que tu vecina o tu amiga o tengas unos pechos algo más voluminosos. El atractivo físico para un hombre es una simple cuestión de mínimos, es un umbral o límite  que tienes que superar. Los amigotes suelen decir que no hay mujer fea sino falta de copas, todos sabemos que según pasan las horas de la noche bajamos los estándares…

   Pero si estás buscando una pareja estable, el amor de tu vida, o simplemente «un» amor (y esto significa también estable), no vas a ir bares de copas y  esperar a las cinco de la madrugada hasta que tu objetivo baje los estándares. Quieres que cuando te despiertes por la mañana, el dinosaurio siga estando allí y no haya huido quemando rueda porque tiene una cita urgente en San Petersburgo.

   La industria de la moda y el marketing conspiran contra ti y te intentan convencer de que necesitas el cuerpo perfecto, los zapatos maravillosos, el bolso cool, los pantalones superajustados. Tus amigas y otras competidoras refuerzan ese concepto y te convencen de que para gustar tienes que gustarlas: a ellas y al diseñador homosexual que no conoce mujer(en sentido bíblico). Si no, te critican, te vilipendian y dañan tu reputación. 

   Y no me digas que esto que digo es para pijas, porque ocurre lo mismo en cualquier grupo social: me da lo mismo que seas geek, que seas emo, que seas gótica o una chica progre creativa y liberada como Caro Chan.

   Nadie está exento de la influencia social. Nadie. Yo no lo estoy, tú no lo estás, ellas no lo están. En algunas mujeres  será la ropa, en otras será la conducta sexual desinhibida, en otras los viajes a lugares exóticos, pero todos nos guiamos por el estilo de vida que fabrican para nosotros las marcas y la cultura de nuestro nicho social.

Basta ya. Se acabó.

   Tienes que gustar a un hombre de carne y hueso: un hombre que tiene unos estándares mínimos de atractivo, por supuesto, pero estos son mucho más simples de lo que crees: quiere que estés sana, que seas agradable, que estés razonablemente en forma, que estés viva en cuerpo y espíritu, no que seas una modelo de revista o tengas la técnica sexual de una geisha (temas a los que las revistas femeninas dedican el 90% de su espacio).

   Y poco más necesitas desde el punto de vista del atractivo físico. Cada hombre  tendrá el umbral en un punto más o menos alto, pero pasado el umbral el atractivo deja de ser lo relevante en una relación con vocación de largo plazo.

Hay una gran verdad que quizá olvidas: los hombres son personas. No son simples animalitos simplones que hay que someter a tus encantos.

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   Los hombres son personas con anhelos, con deseos, con creencias, sentimientos, con temores y vulnerabilidades y con curiosidad, no solo sexual, también intelectual. Quieren tener a su lado a una mujer con la que hablar y conversar, sorprenderse de cuando en cuando, y con la que aprender y sentirse a gusto.

   Es cierto que la mayoría de los hombres parecen no buscar eso. Puede que no lo busquen porque se sentirían inferiores o porque no tengan mucha seguridad en sí mismo. Pero… este no es el tipo de hombres que deseas para ti. ¿Me equivoco? Por supuesto que no.

   Lo más habitual es que los hombres no lo busquen, no porque no lo deseen, sino porque es difícil encontrarlo, porque es terriblemente extraño encontrar una mujer que no sea del montón.

—

   Y aquí está la pregunta del millón: ¿qué haces para acicalar tu mente? ¿Dedicas tanto tiempo a cultivar tu espíritu como el que dedicas a tu pelo o a tu trasero o a la ropa que vistes o las técnicas de manipulación psicológica que lees en el Cosmopolitan o el blog de turno?

   Si quieres conquistar a un hombre necesitas más armas. El físico solo no te sirve. Necesitas ser interesante. Y para ser interesante tienes que interesarte por algo más que tu ombligo y tu tempestuosa (pero aburrida) vida emocional o  afectiva.

   Por ejemplo, ¿qué sabes de transhumanismo y la singularidad  o de Kierkegaard y el existencialismo o de tratamiento de residuos orgánicos o sobre el concepto de ikigai o sobre ciencias de la complejidad y urbanismo?  ¿Nada? ¿Algo?.

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   No importa que sepas de tal o cual disciplina en concreto, lo que importa es que seas una mujer inquieta que sienta curiosidad por lo que pase en el mundo y que pueda hablar e interesarse por un montón de temas más allá de los viajes, los lugares de moda, las comidas y quién se acuesta con quién.

   Esa curiosidad se reflejará en tus palabras y tu estilo, y  hará que el dinosaurio quiera despertarse en la cama de la dinosauria y quedarse un rato.

   Conozco pocas mujeres que lean libros antes de salir de marcha, en cambio todas pasan horas arreglándose y cuidándose hasta el último detalle. ¿Por qué no lees más libros o haces más actividades creativas como calentamiento o preparación para el sábado noche?

—

   No lo haces porque nadie te dice que lo hagas, nadie te mira mal si no sabes quién es Karl Popper o si no sabes tocar el piano o si no dibujas un cuadro o si no escribes un blog o si no tienes ideas propias. La mayor parte de las veces crees que te sirve con ser simpática, sonreír y mostrar tus encantos físicos. Pero me temo que estos solo te servirán durante un tiempo, uno muy corto.

   Hay una razón importante por la que nadie te exige que tengas una conversación interesante y seas interesante: no te lo dicen tus amigas y competidoras  porque son en general mujeres normales, no te lo dicen tus amantes porque no esperan que seas su mejor amigo, no te lo dicen las revistas femeninas porque se quedarían sin lectoras, no te lo dicen las firmas de moda porque no sabrían qué  venderte una vez que fueras una persona inquieta y curiosa que necesita muy poco o nada de dinero y de objetivos físicos o viajes a Vietnam para sentirse viva.

   Explorar el mundo es muy barato. Los libros están en las bibliotecas disponibles, la cultura es casi gratis, las causas sociales y políticas están ahí fuera, las conversaciones con gente interesante  las tienes a tu disposición, si empiezas a mirar más allá de lo epidérmico. Etc. Ya me sigues.

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  Dicen que las mejores cosas de la vida son baratas. Sí, lo son, pero no son fáciles. Requieren esfuerzo.

   Y este es mi reto para ti: conviértete en alguien singular con el que otro ser humano le guste conversar, sé algo más que un manojo de hábitos y una colección de lugares comunes.

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   Empieza a vivir para alguna causa elegida por ti, ocúpate por algo más que tu bienestar emocional o tu éxito o deséxito con los hombres, y un mundo nuevo aparecerá ante ti.

Interésate  genuinamente por la realidad externa y serás interesante.

   Puede que te quedes para vestir santos, si sigues mi consejo. No lo descarto. Pero al menos serás alguien con quien apetezca tomar un café y mantener una larga conversación.

Y si lo piensas, ¿no es acaso el amor una larga conversación?

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Caro chan

© 2023 Caro Chan. Hecho con amor y polvo de hada.

 

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